18.9.11

hacer caca

Alguien fue al baño. Mi pared tiene dos caras, una de inodoro donde se hace caca, otra de cama donde se descansa y se ama. Por suerte no se ve del otro lado, casi nunca. Cuando alguien va al baño y tira la cadena hace tanto ruido que uno se despierta.

Así me desperté hoy, la luz entra diseñada por algún estudiante de la FADU en lineas paralelas sobre mi cuarto. Se forman formas. Me divierten y sé que ya no me voy a poder dormir de nuevo. Este domingo tranquilo augura la desolación de saber que ya no hay más caca para hacer. Mientras vuelve a cargar la cadena pienso en la tranquilidad de mi casa. Descubro que los pajaritos también se quedaron dormidos y andan cantando aunque ya falten 20 minutos para el mediodía.

Se acerca la luna nueva, la primavera y los álamos de enfrente ya están con hojas. Mi árbol aún está vestido de invierno. Pienso en ayer noche cuando los dejé a los chicos por palermo. Lleno de gente, saliendo, yendo a ver música, a bailar, a conocer a otra gente. Todos bien vestidos, todos llenos de juventud y empuje. Buenos Aires tiene ese no sé qué los viernes y los sábados a la noche. Hasta mis papás, 30 años mayores que yo, salen todos y cada uno de los fines de semana. En Bs As a todos nos gusta salir a comer, salir a tomar algo, ir al cine, al teatro, juntarnos con amigos y de última siempre hay alguna fiesta en alguna casa donde uno no conoce a nadie pero en general, y salvo raras excepciones, uno es bienvenido.

Los ruidos finalmente se callan y pienso en el vacío. No el del asado sino el del corazón. De repente creo que no tengo corazón, que me sequé y que luego de tanto ir y venir, de hacer y deshacer fantasías, realidades inventadas, me perdí a mi y a todo lo mejor de mí también. Sé que hay una verdad, una realidad, pero nosotros los simples mortales no podemos más que inventarla, es lo que hacemos todos los días tratando de acercarnos a ella. La inventamos, tratamos de medirla, de verla en su totalidad pero jamás podremos. No nos da abasto el cerebro, el cuerpo, nuestro corazón y nuestros sentidos para abarcarla toda.

Hay una verdad. No sé cuál es. Creo que tengo corazón y que finalmente... hice caca. Es hora de desayunar.

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