Estaba parado en la terraza de mis pensamientos. Cada uno o dos pasos empujaba una idea, una palabra, un sentimiento al vacío. No tenía culpa, nadie iba a sospechar. Al principio me costó, debo reconocerlo, hasta llegué a sorprenderme de cuán brillante y violento podía ser. Los miraba a los ojos, con cierta lástima y hasta culpa, luego agarré ritmo como quién dice, y simplemente repetía el ejercicio ya sin pensar. Solamente quería terminar con mi faena.
Duró no más de veinte segundos. De repente ya no vino nada, volví a estar en paz, ellos se iban juntos de la mano, felices. Miré hacia abajo y me vi, sangrando, aplastado contra el destino. Era mi cuerpo el que yacía junto a todas esas palabras muertas.
3 comentarios:
wooow, me vi en lo mismo, otro día, en otra terraza depurando....
Qué lindo se siente verdad?
abrazo
Impresionante.
Muy bien escrito. Sorprende.
Saludos
Una pregunta.. las palabras vestian de un color especial?....
Es hermoso...
Anna.
Publicar un comentario