Pensó que era demasiado tarde para comprar berenjenas. Es que ya había pagado, tenia las manos ocupadas, era siempre lo mismo. Siempre faltaba algo. Igual qué caso tenía comprar berenjenas, no sabía como iba a cocinarlas.
A la tarde descansó sobre el futón, naranja, pesado, como la misma tarde naranja. Entraban los rayos de sol por la ventana, ese sol de tarde que es más cálido pero da más frío. Pero ahora ya era tarde. -Vendrá? Pensó. Ya había hecho las compras, ya estaba casi todo listo, solamente había que calentarlo un poco para que se terminara de cocinar.
Ya es la hora y no llega, y la comida está casi lista, y el está crudo.
Y si no viene qué pasará con la cena, conmigo?. Ella traía el vino. No podía cenar sin vino. Ella no va a venir con el vino. -Mejor voy a comprar uno, todavía está abierto el chino. Se dijo. Tal vez así venga.
Ya era tarde. Fué.
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