24.4.13

sorpresa

Juan piensa y dice: qué onda con Rodrigo. Ella dice que Juan está loco, que a Rodrigo no lo tocaría ni con un palo, que es verdad que se ven mucho pero sólo por trabajo, por el próximo show, porque hay que ensayar. Juan piensa que siempre tienen un próximo show y que están juntos tres o cuatro horas, a veces más, y cantan y se ríen y la pasan bien, versionan temas conocidos como Man in the mirror, Overjoyed o Blackbird en guitarra y voz, son originales y tienen ritmo; ella, entusiasmada, prepara café y cocina galletas de manteca y chocolate para sus ensayos, que son lo único que parece hacerle bien en los últimos meses. Rodrigo, un guitarrista en ascenso, da clases en una importante escuela de la ciudad y para ella que es su alumna, este proyecto es una oportunidad de meterse en el ambiente.

Juan piensa y dice: en dos semanas es tu cumpleaños, no sé si querés que organicemos una salida o una reunión, podemos hacer unas pizzas a la parrilla comoe el año pasado y decirles a todos que traigan instrumentos para armar una zapada, pensá que sólo se cumplen veinticuatro años cada veinticuatro años, y estos son tus primeros. Ella dice que tiene que hacer unos arreglos de voz para un disco que va a grabar esa semana y no quiere arruinarse la garganta; también dice que tal vez lo festeje el sábado siguiente, aunque todavía no sabe si tiene ganas de festejar, porque la enfermedad de Mirta, su mamá, la dejó sin ganas de nada, además ese miércoles tiene show, otro, porque siempre hay un próximo show, y siempre hay más ensayos y más risas, galletas, café, sillón, guitarra, música y todos los ensayos, siempre, siempre, son muy divertidos.

Juan piensa: quiero darle una sorpresa. A las dos de la tarde baja los seis pisos hasta el hall, sale, camina media cuadra y compra flores en el quiosco sobre Hipólito Yrigoyen; cruza la Plaza de Mayo, hace una cuadra por Reconquista y dobla a la izquierda en Bartolomé Mitre; es miércoles veintinueve de septiembre, el día está lindo, hace calor; Juan algo transpirado, carga el regalo y las flores; camina tranquilo las seis cuadras hasta Carlos Pellegrini donde apura el paso para poder llegar hasta el boulevard de la Nueve de Julio, el semáforo dejó de titilar y quedó encendido hasta que cambia y el cruza. Libertad; en la vidriera de Mannys mira de reojo una gran batería; cruza Talcahuano, levanta la vista y ve que ella y Rodrigo salen de la escuela abrazados; cierran la puerta y caminan de la mano, sonríen y hacen los gestos que se hacen en cualquier conversación cuando es agradable; llegan a Uruguay y doblan la esquina.

Juan piensa en la separación que ella decidió hace una semana, y piensa que ella estaba con Rodrigo ya desde antes.

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