3.5.13

esta semana

Siempre imaginé que Mole diría mi trabajo aquí ya está hecho, y que, vestida de traje, con paraguas y un sombrero elegante, Mary Poppins felina, saldría por la puerta y ya no lo vería más, porque los gatos son así, tienen ese rasgo de sabiduría, dicen ver espíritus y los ahuyentan, así como a los ratones y otros bichos. Mole llegó de la mano del ex novio de mi hermana, Fede, que la trajo de la casa de sus padres casi recién nacida; al principio pensaron que era macho y la llamaron Mole; luego, a pesar de la visita al veterinario y la confirmación de que era hembra decidieron mantener ese nombre que hace referencia a una comida mexicana. Para entonces los cuatro vivíamos en la misma casa y yo estaba a punto de ir a vivir solo.

Hoy, seis años después, las cosas cambiaron: mi hermana encontró un nuevo novio, Marto, músico como ella, que nació en Trenque - Lauquen y vino a estudiar piano a Buenos Aires; ella era su alumna hasta que, roce-mirada-risa-beso, dejó de tomar clases. Yo estoy por terminar la obra de mi casa y luego de pasar seis años afuera volví por una semana/mes a vivir a la casa de mis viejos. Papá y mamá siguen juntos, eso no cambió, de novios hace treinta y siete años, dicen que si se casaran lo harían sólo para poder divorciarse y hacer una de esas fiestas con salón, con banda en vivo, discursos apropiados y todo eso; sería, dicen, como una fiesta de casamiento/divorcio a la vez. Pero no hablemos de divorcio.

Ahora ellos están con todo el asunto de la jubilación: primero le agarró a mi viejo, le preocupa cómo se van a mantener, el tema de la plata y que el nivel de vida que tienen no puede sostenerse con la jubilación que le toca; además quiere seguir, tiene energía, quiere hacer algo nuevo, emprender un proyecto, un negocio, no sabe bien qué; a mamá le agarró más por el tema familiar, y para cuándo el nieto, y que ahora mi hermana pronto se va y los dejamos solos, se siente vieja, quiere seguir adelante con el trabajo, con los pacientes y los seminarios pero no tiene tiempo de pintar. Yo creo que tiempo para pintar tiene, porque desde que volví casi que duermo arriba de los cuadros, ya no hay dónde meterlos.

Esta semana mamá decidió comprar un termotanque y, de paso, remodelar todo el lavadero: piso-revoque-pintura-centro de planchado-obra; en la misma semana Librada, la chica que limpiaba y ordenaba hizo honor a su nombre y volvió a la casa de su madre, allá en Misiones: novio-proeycto-engaño-traición; y en esta misma semana mi hermana, tras un mes de intensa búsqueda consiguió departamento para ir a vivir con Marto: diario-visita-me gusta-reserva-garantía; semana cuyo feriado del día del trabajador aproveché para recordar el ex aniversario con mi ex pareja y borré mails, fotos, cuentas de redes sociales y papeles; semana en la que Mole, tras haberse comido una paloma, enfermó.

Fascinado con las habilidades de caza de Mole, saqué una foto a los restos de paloma que quedaron tirados en el jardín; era una paloma grande y Mole dejó de ella sólo unas plumas, el resto se lo comió: ojos-cabeza-patas-corazón; al otro día se enfermó, y los exámenes determinaron que se le disolvió un riñón, así como así. Según la doctora ambos eventos, ingesta de paloma y disolución del riñón, no están relacionados. Lo cierto es que luego de esto Mole no volvió a comer, y adelgazó cuanto se puede adelgazar en una semana; tumbada todos los días en su almohada, no hacía caso a ningún estímulo: ni mimos ni agua ni suero ni inyecciones ni comida. Al fin hoy, con el día horrible que es, despatarrada y tras unas convulsiones, se murió. Mi hermana y mi mamá, debajo de un paraguas, la llevaron a la veterinaria para hacerla cremar.

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